Comentario
Descubrimiento de Nueva España
Francisco Hernández de Córdoba descubrió Yucatán, según ya contamos en otra parte, yendo por indios o a rescatar, en tres navíos que armaron él, Cristóbal Morante y Lope Ochoa de Caicedo, el año 17. El cual, aunque no trajo más que heridas del descubrimiento, trajo relación de cómo aquella tierra era rica en oro y plata, y la gente vestida. Diego Velázquez, que gobernaba la isla de Cuba, envió luego, al año siguiente, a Juan de Grijalva, sobrino suyo, con doscientos españoles en cuatro navíos, pensando ganar mucha plata y oro, por las cosas de rescate que enviaba, a donde Francisco Hernández decía. Fue, pues, Juan de Grijalva a Yucatán, peleó con los de Champoton, y salió herido. Entró en el río de Tabasco, que llaman por esto Grijalva, en el cual rescató, por cosas de poco valor, mucho oro, ropa de algodón y lindas cosas de pluma. Estuvo en San Juan de Ulúa; tomó posesión de aquella tierra por el Rey en nombre de Diego Velázquez, y cambió su mercería por piezas de oro, mantas de algodón y plumajes; y si se hubiera dado cuenta de esta bondad, hubiera poblado en tan rica tierra, como le rogaron sus compañeros, y hubiese sido lo que fue Cortés; mas no era tanto bien para quien no supo conocerlo; aunque él se excusaba diciendo que no había ido a poblar sino a rescatar y descubrir si aquella tierra de Yucatán era isla. También lo dejó por miedo a la mucha gente y gran tierra, viendo que no era isla, pues entonces huían de entrar en Tierra Firme. Había también muchos que deseaban ir a Cuba, como era Pedro de Albarado, que se perdía por una isleña; y así procuró volver, con la relación de lo hasta allí sucedido, a Diego Velázquez. Recorrió la costa Juan de Grijalva hasta Pánuco, y volvió a Cuba, rescatando con los naturales oro, pluma y algodón, a pesar de la mayoría, y hasta lloraba porque no querían volver con él: tan de poco era. Tardó cinco meses desde que salió hasta que regresó a la misma isla, y ocho desde que salió de Santiago hasta que volvió a la ciudad, y cuando llegó no lo quiso ver Diego Velázquez; que fue su merecido.